miércoles, 9 de abril de 2008

Aclarando mitos sobre nuestra historia

Algunos mitos comunes sobre nuestra historia

Pacifismo y conciencia ecológica de los antiguos mayas

La semana pasada, en una entrevista televisiva, el Señor Leonardo Boff calificó a los mayas como un pueblo profundamente pacífico y extremadamente conservador de los recursos naturales. Cuando escuché sus palabras, recordé la evidencia arqueológica de las múltiples guerras entre ciudades-estado que caracterizaron al período clásico, con su secuela de esclavitud y sacrificios humanos. Igualmente, recordé que otro de los factores que contribuyeron al colapso que los mayas sufrieron entre los años 800 y 900 de nuestra era, fue, precisamente, la catástrofe ecológica causada por la sobrepoblación y la extrema deforestación en derredor de las principales ciudades de esta civilización. Por tanto, el que los mayas -nuestros antepasados- hayan sido un pueblo pacífico y ecológico no es más que un mito que ha sido propagado hasta la saciedad.

Justo Rufino Barrios "El Reformador"

Justo Rufino Barrios ha sido denominado el "reformador" del país. Su visión "liberal" lo llevó a fomentar la agroexportación, la educación laica, la separación estado-iglesia e introdujo tecnologías modernas (para el siglo XIX) como el ferrocarril, el telégrafo, el teléfono y los puertos modernos. Cuando analizamos este mito con mayor detenimiento, descubrimos que Barrios creó una sociedad de plantación para beneficio de pocos, expropiando propiedades comunales de los diferentes poblados indígenas (hecho que hoy pagamos con la conflictividad agraria) y las tierras eclesiásticas, mismas que otorgó en propiedad a sus amigos y colaboradores para su explotación privada. La familia Herrera, hoy magnates de la industria azucarera, surgió luego que el gobierno de Barrios les otorgó cuantiosas tierras en la costa y el altiplano. La expropiación de tierras de pueblos indígenas forzó a estos a vender su mano de obra a las plantaciones de café y de azúcar y sucesivos gobiernos "liberales" llegaron hasta a crear la Boleta de Vialidad para forzar a los campesinos a trabajar en las plantaciones.
¿Educación? Barrios creó instituciones laicas de educación para la élite y la clase media urbana, las que obtuvieron educación gratuita de primera. ¿Y los campesinos qué obtuvieron? Nada de nada.
¿Y los puertos, teléfonos, telégrafos y ferrocarriles que introdujo? Eventualmente fueron entregados a capitales norteamericanos (UFCO, Tropical Radio y la IRCA) que los explotaron monopólicamente durante medio siglo. A los guatemaltecos no les quedó nada, más que pagar precios elevados por el uso de esos servicios.

La Iglesia Católica en la historia guatemalteca

La Iglesia Católica guatemalteca debería hacer un examen de conciencia y pedir disculpas al pueblo guatemalteco por sus excesos de antaño. Entre estos se incluyen la conversión forzada (la cruz o la muerte), la destrucción del registro histórico de los descendientes de los antiguos mayas (documentos "herejes y paganos" que fueron quemados por el Obispo Landa, los Dominicos y otras órdenes religiosas durante el siglo XVI al extremo que solo quedan, en el mundo, tres códices mayas), la función de la Iglesia como encomenderos a cargo de habitantes indígenas (como los trapiches de San Jerónimo, Baja Verapaz, encomienda de los dominicos, o la Finca El Salto, de los Jesuitas. Este hecho se repitió, por otras órdenes religiosas y obispos en todo el país), la intolerencia religiosa que no permitió libertad de culto sino hasta 1871, la inquisición (a los Dominicos se les recuerda por Fray Bartolomé de las Casas y la pacificación de la Verapaz, sin considerar también su papel como inquisidores y defensores de la fe). Los excesos que cometió la Iglesia, contrariamente a la enseñanza bíblica, demandan un análisis y explicación histórica.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen análisis de los mitos que ejemplifican que la historia de Guatemala está repleta de exageraciones o factores ocultos. Creo que la desmitificación de Barrios y de la misma Iglesia es importante recalcar. ¡Muy interesante artículo!